sábado, 19 de mayo de 2007

Algo de Sociología

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ETICA CIENTIFICA

Uno de los cuestionamientos claves para el desarrollo futuro de la humanidad es el de la unificación de ciencia y religión. Y esto ha de ser posible en cuanto seamos capaces de encontrar una ética natural y objetiva, lo que implica lograr una ética científica, es decir, que esté constituida por aspectos observables, verificables y comunicables a todo individuo, de cualquier pueblo y de cualquier época.

El concepto básico para este logro proviene de la Psicología Social y es el concepto de “actitud”. Podemos leer en la Enciclopedia de la Psicología:

“Hemos definido la actitud como una «manera de pensar y de actuar», lo cual constituye una acepción que se aplica habitualmente a esta palabra. En Psicología Social, el término de actitud encierra un significado muy preciso, que lo convierte en el concepto más importante y en uno de los instrumentos esenciales del psicosociólogo”. “Según el psicosociólogo americano Allport, «una actitud es una disposición mental y neurológica, que se organiza a partir de la experiencia y que ejerce una influencia directriz o dinámica sobre las reacciones del individuo respecto a todos los objetos y a todas las situaciones que les corresponden»”. “Las palabras importantes en la definición de Allport son: «directriz» y «dinámica». Es decir, que la actitud se sitúa en el plano del conocimiento y en el plano de la acción” (De “Psicología Social” Tomo 1 – Plaza y Janés Editores SA)

También podemos decir que la Actitud característica, o respuesta característica, de cada persona, en la relación Respuesta/Estímulo, ya que existe la tendencia a responder de igual manera ante iguales circunstancias, al menos durante una determinada etapa de nuestra vida. De ahí que podemos definir a las actitudes en una forma general:

Actitud característica = Respuesta / Estímulo

Es posible clasificar la gran variedad de posibles actitudes del hombre, mediante las cuatro actitudes básicas que a continuación se menciona:



AMOR: Compartir penas y alegrías


EGOISMO: Interesarnos sólo por nosotros mismos


ODIO: Alegrarse de las penas ajenas y
entristecerse por su alegría


NEGLIGENCIA: No interesarnos por nadie, ni por nosotros mismos


En este caso, se ha considerado sólo el aspecto afectivo al considerar las posibles respuestas de las personas, dejando de lado otro tipo de respuesta, como menos importantes o menos relevantes en cuanto a nuestro comportamiento social.

Cualquiera sea nuestra respuesta característica, en mayor o menor grado ha de caer en algunas de las mencionadas divisiones, o bien en más de una, ya que no siempre respondemos de igual forma, debido a la variedad de estímulos posibles, o a la variedad de personas posibles con quienes interactuamos cotidianamente.

Si consideramos a cada una de las actitudes, en periodos largos, podremos concluir con que unas producen efectos deseables y otras producen efectos indeseables, o producirán efectos “buenos” y las otras, efectos “malos”. De ahí que estas actitudes pueden considerarse como las causas primitivas del Bien y del Mal, conceptos que dan sentido a la Ética.



BIEN: Amor

MAL: Odio – Egoísmo - Negligencia



Es importante tener en cuenta nuestras posibles actitudes por cuanto ello nos llevará a tratar de dejar de lado las actitudes negativas, o que producen el Mal, y a tratar de que en nosotros predomine la actitud positiva, que produce el Bien.

El conocimiento de las causas del Bien y del Mal sólo conduce a una especie de “control de calidad” individual, o personal, si bien la orientación individual y social hacia el predominio de la actitud del Bien, sólo se dará como una consecuencia de haber tenido en nuestra mente una descripción del mundo en que vivimos de la cual se pueda inferir cierto sentido de cada una de nuestras vidas.